jueves, 14 de junio de 2007

Día 1 - Primer contacto

Mumbai - मुंबई- मुम्बई
Coordenadas: 18'96º, 72'82º

Al salir del aeropuerto de Mumbai, ya con el equipaje sin extraviar, recibo una húmeda bofetada de calor que me deja semi-tonto. Intento reconocer mi nombre en algún cartel, papel o cartón de K. K. Travels, pero no lo consigo.

Decido preguntar por la oficina de la agencia hasta que consigo llegar. Dicha "oficina" estaba formada por cinco hombres –hindús, obviamente–, junto a dos coches y una furgoneta, sentados en el suelo del aparcamiento del aeropuerto. Al verme, uno de ellos me pregunta si me dirijo a Pune, a lo que respondo con un ensayadísimo "yes" y asintiendo, a su vez, con la cabeza, no fuera a ser que las horas de entrenamiento hubieran sido escasas. La movida, según me comenta, es que el autocar está completo, por lo que me toca esperar al de las 15h00. Opto por pedirle la hora: "Twelve o'clock". No sé qué expresión me vieron reflejada en la cara, que me ofrecieron la posibilidad de pedir un coche, y, cansado de tantas horas de vuelo, acepto inconscientemente mientras configuraba la hora del móvil.
Me insisten en que pague una vez me haya sentado en el coche y en caso de que se me soliciten unas "booking taxes" diga que ya me las han pagado. El timo estaba anunciado ; y vaya si me timaron…

Camino de Pune

Cinco minutos después estábamos en marcha. Llevaba un tiempo pensando que estaba psicológicamente preparado para el choque cultural, de contrastes y pobrezas que no iba a dejar de ver desde que pisara las tierras hindúes y no andaba muy equivocado, teniendo en cuenta que es un poco más espectacular –por decirlo de alguna manera– verlo en vivo.
Ya en la autopista me percato de lo que debe ser –y es…– un vicio típico hindú: Tocar la bocina cada dos por tres. Bocinazo por detrás, por los laterales, por delante, bocinazos de motocicletas, de coches, … Bocinazos viniendo de todas partes, aunque, eso sí, ni una mala cara. No sé si será el carácter hindú o el sofocón que hace…
Me choca el anárquico comportamiento en la misma autopista: viandantes, bicicletas, auto rickshaws, turismos, camiones, autobuses con las puertas abiertas –para combatir el calor–, gente viviendo junto a ésta como quien vive en la orilla de un río, gente descalza y otra calzada, vestida con harapos y mejor vestida, … Pero ellas –y acentúo el "ellas"– vestidas con saris de todos los colores conocidos y por conocer, reflejando en todo momento elegancia y sensualidad.

Hasta el momento, me impacta la imagen de dos niños jugando al borde de la autopista con una cometa de plástico y cartón, en el que el primero se la echa al vuelo al segundo, antes de dirigirse corriendo hacia su compañero.

De repente, un coche en nuestro carril que se acerca en dirección contraria y habla con el conductor. Le pregunto qué sucede y me contesta: "accident". "Joder, ya la hemos liado". Y prácticamente, pues entre tanto caos, el conductor decide cambiar el sentido de la marcha, a lo que nos imitan coches y autobuses. Instantes más tarde, cuando todo parecía haberse encaminado, empieza a caer el mismísimo diluvio universal.

"¡No llegamos a las 15h00 ni de coña!"

Entrada al laboratorio del NCRA.


Afortunadamente, fueron exageraciones mías, pues dejó de llover al poco tiempo. La cabeza se me iba de un lado a otro, como consecuencia de toda la fatiga acumulada, ¡pero al cabrón del conductor también!

Después de varios centenares de bocinazos, y cerca de las 15h30, llegábamos al departamento de la NCRA de Pune University: Mi casa durante los próximos dos meses.


Pune - पुणे
Coordenadas: 18'53º, 73'85º

Una vez firmados unos papelillos, me hacen entrega de las llaves de mi habitación: Una habitación enorme, con un recibidor con cuatro sillas –evolucionadas casi hasta el punto de parecer sillones– de madera.

No paran de presentarme a gente de distintos rincones de la India y, además, un polaco y una rusa. Todos ellos físicos enamorados de la astronomía. Después de una reunión-merienda organizada por y para la escuela quedamos para ir a cenar a un restaurante de la ciudad.

A las 19h00 nos ponemos en camino, echamos a andar y vamos parando todo auto rickshaw libre que pasa junto a nosotros, regateando el precio hasta el restaurante. Después de andar casi medio kilómetro por la carretera, nos coge uno por 45 Rs. –véanse 0'83€–.

… Y vaya con el restaurante. Qué rico. Tras insistirnos una de las compañeras en que en la India se comía con las manos, así que debíamos comer con ellas o, por lo menos, intentarlo: Y así se hizo. Nos hinchamos a comer cosas que no sabría ni nombrar, ni describir, aunque sin terminar la boca me ardía considerablemente. Nos salió a algo menos de 2'5€ por cabeza ¡y estaba bonísimo! :D

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, acabo de leer tu mail, que fuerte a 2 de junio!!! bueno me voy a poner al dia de todo lo que has hecho, vaya pasada tio!!!
Ale cuchi, te espero este verano en Palma y recien llegado... Un Besote y a partir de ahora me engancho a tu blog.