martes, 10 de julio de 2007

Día 27 - Pyramid Mall y planes de visita

Paréntesis

El día de ayer, lunes, fue un día bastante intenso, en cuanto a trabajo se refiere, por lo que no me apetece hablar de este paréntesis social.

Pyramid Mall

A media mañana procedo a llamar a Nitin, "nuestro chófer", y quedamos a las 16h en frente del NCRA, hora hasta la que decidimos trabajar en el laboratorio.

Nos encontramos con Nitin y le pedimos que nos llevara al West End, un cine en frente del centro comercial Pyramid Mall, junto a Mahatma Gandhi Rd., aquí conocida como MG Rd., que utilizamos como lugar de referencia —preferible al hotel de lujo Aurora Tower…—. De entrada en el centro comercial, el tipo de gente es completamente distinto al que se encuentra uno en la calle. Ya no sólo van bien vestidos, sino engalanados, algunos rozando el límite del horterismo, un límite que, por cierto, la gente con pasta aquí tiene bastante alto.

Hay bastantes tiendas, entre las que destacan una Levi's Store, un puesto de Lee, Pepe Jeans, Nike (con una preciosa camiseta del Barça en el escaparate), Adidas (no hay rastro de camiseta alguna del Real Madrid) y marcas indias. La ropa no está precisamente barata, por lo que deduzco debe ser un lugar bastante frecuentado por gente con dinero.

Me llama la atención que en el patio inferior hay un joven haciendo de DJ ambientando con música electrónica el centro comercial al completo. Qué gracia. Tenemos hambre y decidimos ir al McDonald's, a ver qué diablos sirven en un país sin carne de ternera. Y nos encontramos con lo esperado: hamburguesas de carne de pollo, pescado y, algo que no nos esperábamos tanto, hamburguesa de lechuga (¿?). Nos decantamos por un «Chicken Maharaja Meal, please, big» cada uno «with coke and sprite», porque no sirven agua. No estaba mal, aunque un pelín picante, nada más. Aunque esto último era bastante obvio.

Antes de llamar a Nitin para que nos pase a recoger, decidimos ir al supermercado a hacer alguna compra para lo noche y poco más. Y le esperamos, sentados, en la misma esquina en la que nos había dejado, cuando una mujer de no más de juraría algo menos de treinta años, se nos acerca con cuatro niños, de los cuales habría una diferencia de cuatro o cinco años entre la mayor y el más pequeño, por lo que podría llegar al punto de tener que prostituirse o sufrir violaciones. No es "normal" que esos niños tan pequeños y semi-desnudos se lleven tan poco tiempo de diferencia. La supuesta madre se sienta, sonriente, relativamente cerca de nosotros, mientras que sus hijos nos piden limosna. Era incapaz de entender como podía negarme a hacerles caso, teniendo a la mayor de los cuatro dándome golpecitos en el brazo. ¿Ya estoy vacunado? No sé, pero me veía a mí mismo, una vez más, como un cabrón.

Nitin llega, por fin, a nuestro rescate moral y nos lleva de vuelta a casa, aunque Stef le pide, por favor, si puede hacer una parada en uno de los puestos de cocos de Aundh Rd., antes de dejarnos. Obivamente le invitamos y vi unas chirimoyas a las que no me pude resistir.

Sorpresa

Al llegar a mi cuarto, para dejar las cosas antes de ponernos a cocinar, nos esperaba una pequeña sorpresa. Afortunadamente, no era ningún tipo de inquilino ni presencia extraña, aunque no podía haberlo asegurado con firmeza, puesto que no había luz.

Abrí la caja de plomos de mi cuarto, todo bien. Los del pasillo de mi parte, todo bien. Los del pasillo general, todo bien. No entendía nada. Opté por ir hasta el edificio principal y hablarles del problema. Uno de los miembros de seguridad vino a acompañarme junto con un electricista. Tras repasar lo que acababa de hacer, e ir a una pequeña sala de máquinas del piso inferior, me dijeron que no sabían qué problema podía haber, por lo que me daban la llave de la habitación H-31, contigua a la de Stef, por si necesitaba cualquier cosa y que mañana por la mañana, puesto que eran cerca de las 20h y ya no había luz solar— se pondrían a trabajar en ello.

Tras ver el estado de la H-31, decidí guarecerme en la mía propia, pues —aunque no hubiera luz—, las paredes seguían pintadas y daba la impresión —y aunque solo fuera la impresión— de ser bastante más limpia que esa última propuesta.

Esta mañana me desperté porque el ventilador estaba en marcha :D «Y se hizo la luz…»

Planes para visitar Fundación Vicente Ferrer

Antes de llegar a la India, me puse en contacto con la Fundación Vicente Ferrer, para preguntarles si podía acercarme para ver sus instalaciones y poder colaborar en la medida de lo posible en Anantapur, una pequeña ciudad en la región de Andhra Pradesh, pues me hacía especial ilusión. Les explicaba que colaboré con ellos durante un par de años, apadrinando un niño de su fundación, pero en calidad de estudiante se me hacía difícil cargar con ese "pequeño" gasto.

Me contestaron, casi de inmediato, que estarían encantados de recibirme y mostrarme sus instalaciones, por lo que me puse a buscar el modo de llegar hasta allí.

Ya que tiempo precisamente no nos sobra, debido al proyecto en el que estamos metidos, decidí comprar una ida y vuelta en avión, con la compañía Indi Go, que hiciera el trayecto Pune–Bangalore. Una vez en Bangalore, tengo tres alternativas de entre tres y seis horas de recorrido para llegar a Anantapur: tren, bus o taxi. Ya me decidiré, pues voy para allá del 19 al 23 de julio :)

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